22 SEPTIEMBRE 2014 | Imágenes: Alexander Kure/Info2Learn.-Solitario George sigue sirviendo a la ciencia, y también al lucrativo negocio de su exhibición, más allá de la muerte. La tortuga gigante más famosa, que durante 40 años fue la principal atracción del Parque Nacional Galápagos, en Ecuador, sigue exponiéndose al público, ahora con su cuerpo embalsamado.
Poco ha cambiado el trabajo de este tortugón, una formidable máquina de hacer dinero, tras ser momificado, excepto porque ya no ha de aguantar los planes de reproducción a los que se le sometió para intentar salvar a la especie, pues fue el último ejemplar de las Cheloidis nigra abingdoni.
La taxidermia ha obrado el milagro: devolverlo a la vida aún muerto para que, previo pago, el mundo pueda disfrutar de su imponente anatomía, si bien afortunadamente ahora el pobre George ya ni siente ni padece.
De Nueva York a un museo de Quito
No es ningún secreto que la vida de Solitario George fue escrutada durante los 40 años que permaneció cautivo, y su muerte podría haberse debido al fuerte estrés producido por los turistas y los machacones intentos de los planes de reproducción a los que fue sometido después de ser apartado de su hábitat antural, la isla Pinta.
Su último destino ha sido el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, donde se puede ver hasta el 4 de enero del 2015 y luego regresará a Ecuador para exhibirse en un museo de Quito.
Bajo el eslogan “Conoce al Solitario George, la cara de Extinción”, el museo neoyorquino lo muestra como el símbolo de la desaparición de las especies. “Más de 20.000 especies de plantas y animales de todo el mundo están actualmente bajo amenaza de extinción, y cientos desaparecen cada año”, explican en su página web y en los flamantes folletos. La letra pequeña es otra: tiene muchos ceros y nos habla de una vida en cautiverio, triste y estresante, justo la que tuvo Solitario George.
¿Lo peor? Ecuador tiene previsto seguir sometiendo a cautivero a numerosos ejemplares de tortugas gigantes para exhibirlos como atractivo turístico, hacer caja y aplicarles estresantes planes de reproducción, muy probablemente con el dinero recaudado. Curiosamente, son especies que dan mucho dinero, sin duda una buena inversión, y no sólo ambiental.