26 DICIEMBRE 2013 | ACTUALIZADO. Imagen: Kwiktor y Thorsten spoertein.- El okapi, uno de los pocos antepasados que quedan de la jirafa, lleva más de una década en la cuerda floja. La alarma comenzó con su inclusión en la Lista Roja 2013 de las especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en su anual repaso aquel año. Hoy solo quedan unos 25.000 ejemplares viviendo en libertad y está considerada una especie en peligro de extinción.
Como era de esperar, de entre los resultados dados a conocer en 2013, el declive del okapi (Okapia johnstoni) ha impactado mediáticamente dentro de la evaluación del estado de 71.575 especies, de las que la friolera de 21.286 están en peligro de extinción.
El okapi es un pariente de la jirafa que habita los bosques tropicales de la República Democrática del Congo, donde se le venera hasta el punto de considerarlo un símbolo nacional. Sin embargo, pese a quedar precioso en sellos, postales, camisetas, demás iconos y merchandising, el animal de carne y hueso está al borde de la extinción por culpa del ser humano.
Destrucción del hábitat y caza
El okapi se catalogó como “En Peligro”, en un nivel justamente anterior a la extinción en 2013, y no tardó en superar la línea roja al continuar la presión que ejerce el hombre sobre su hábitat por la deforestación, incluyendo la presencia de rebeldes, mineros ilegales y cazadores. Sobre todo, estos últimos, cazadores furtivos que buscan su codiciada carne y piel.
Una difícil solución
La solución pasa por una mayor vigilancia de las fantásticas reservas naturales que atesora el país pero, sobre todo, por mejorar el nivel de vida de la población en general, ya que la pobreza extrema imperante es un importante caldo de cultivo que propicia la caza desaforada, así como otros comportamientos que acaban con el hábitat de éste y de otros animales que conviven con él, como los elefantes. Como, en fin, tantas especies no tan simbólicas ni protegidas pero también merecedoras de todo el respeto.